Guido La Barbera
La nueva fase estratégica

¿Qué entendemos con « nueva fase estratégica »? La decisión de los EE.UU. de intervenir en Irak en 2003 fue una « guerra por elección », con la intención de influir en la balanza de potencia regional y mundial. Por supuesto aquella « guerra política » confirmaba el cuadro estratégico de larga duración de la « doctrina Carter » impedir cualquier control hegemónico en la región pero lo hacía con dos objetivos distintos. El inmediato era el cambio de régimen en Irak. El objetivo estratégico era China. En términos casi explícitos, para la « doctrina Bush » imponer el control del Golfo Pérsico estaba dirigido a condicionar a China y también impedir la influencia de Pekín en la región, destinada a reforzarse por la combinación entre el ascenso industrial chino y la creciente dependencia energética de Oriente Medio. Si la balanza mundial entre las potencias requería una intervención directa bélica de los Estados Unidos, era nuestra conclusión, entonces aquellas relaciones entraban en una fase de definición ; las tensiones y las contradicciones de la contienda global habían sobrepasado un cierto umbral. El año después, en 2004, adoptamos por primera vez la expresión nueva fase estratégica. La previsión a largo plazo del desarrollo capitalista, en particular en Asia, había sido durante medio siglo el cuadro científico para definir las tareas del partido revolucionario y los tiempos y las posibilidades de inserción en una metrópolis adelantada. Ahora que precisamente de Asia surgían nuevas potencias imperialistas, precisamente China, y ahora que el imperialismo europeo había cruzado el umbral crucial de la federación del euro, aquel ciclo individualizado medio siglo antes se encaminaba a la conclusión, se abría precisamente una « nueva fase estratégica ». El signo inédito era la lucha entre potencias de tamaño continental ; los Estados-nación, las dimensiones de la potencia soberana que la historia había sedimentado en Europa, eran ya insuficientes a aquel nivel de enfrentamiento. China y Europa eran las cuestiones cruciales de la nueva etapa. Por lo que respecta a las tareas de partido en la nueva etapa estratégica, las crisis confirman el cuadro general ya analizado sobre el desplazamiento mundial de las fuerzas de clase, pero también muestran por primera vez de modo práctico las potencialidades. Mil millones de hombres movidos por la mutación social en la próxima década, involucrados en procesos tumultuosos, serán una posibilidad objetiva para la estrategia revolucionaria. La traducción de esa potencialidad en las fuerzas subjetivas del comunismo intemacionalista es la incógnita y el reto inédito de la nueva fase. El camino que le espera a los nuevos sectores del proletariado mundial, en China, en Brasil, en Oriente Medio o en Turquía, apenas ha empezado : el despliegue de las energías de clase es seguro aunque no se puede prever el recorrido y las formas. También por esa razón, el enraizamiento bolchevique en el imperialismo europeo es un punto firme para la estrategia intemacionalista de la clase mundial.


Marzo 2015, 336 paginas, cart.
en rústica

ISBN 978-2-912639-75-2

formato : 210x160 mm

serie : textos

20,00€

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